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Todos estamos de acuerdo en que el conocimiento de diferentes idiomas puede ofrecernos grandes ventajas laborales, tanto a la hora de encontrar un trabajo como para poder aspirar a la promoción profesional. Aun así, estas razones pueden no resultarte lo suficientemente motivadoras para que te inicies en el aprendizaje de otra lengua. Por eso, queremos exponerte alguno de los enormes beneficios que esta actividad reporta y en los que quizás no habías caído…

 

1. BENEFICIOS COGNITIVOS

Con cada estudio o investigación se confirma un nuevo aspecto beneficioso para nuestra salud mental a través del aprendizaje de idiomas. Parece ser que el bilingüismo o la adquisición de una segunda lengua están relacionados con grandes ventajas en aspectos como la agilidad mental, la capacidad de resolución de problemas y de toma de decisiones, la adaptación a cambios imprevistos… Incluso parece que ayuda a retrasar la aparición del alzhéimer.

Mantener el cerebro en forma es una parte fundamental de nuestro equilibrio y salud. Y resulta bastante obvio el entrenamiento y concentración que necesitamos para aprender una lengua nueva.

 

2. REFUERZA TU AUTOESTIMA

Solamente el hecho de afrontar un reto en nuestra vida ya resulta estimulante. Aprender una nueva lengua supone entrar en un nuevo mundo desconocido. El aprendiz de una segunda lengua suele ser muy consciente de sus pequeños avances, pues se le hacen evidentes cosas que hasta hace poco eran incomprensibles, por lo que la sensación de recompensa tras su esfuerzo es notable. Como en cualquier otro aprendizaje, el inicio requiere de mucha concentración y voluntad, pero enseguida se hacen patentes las mejoras y la sensación de seguridad crece de forma considerable. Finalmente, es enormemente gratificante entender la letra de tus canciones favoritas, leer una novela en una lengua que antes no comprendías, entender a tu actor preferido sin necesidad de subtítulos, ser capaz de comunicarte en un país extranjero…

Además, saber diferentes idiomas constituye una razón de prestigio social. De alguna forma, el hablante se siente más valioso cuantas más lenguas domina, con lo que su autoestima sale reforzada.

 

3. BENEFICIOS AFECTIVOS

Es evidente que saber varios idiomas ayuda a conocer y a comunicarse con un mayor número de personas. El mero hecho de aprender una lengua constituye una potente herramienta de socialización, sobre todo con los métodos que tienen más acogida actualmente, con enfoques basados en la comunicación y el aprendizaje por tareas, y con la adquisición de competencias y destrezas como meta.

La clase en el aprendizaje de lenguas debería constituir hoy en día sobre todo un espacio donde personas de diferentes edades, profesiones y afinidades comparten experiencias y colaboran para la consecución de objetivos, avanzando todos en la adquisición de otro idioma.

Aprender una lengua es también aprender su cultura, patrimonio y costumbres. Con la presencia de un profesor-guía nativo, y a través de escritos y opiniones de los grandes autores, periodistas y la gente de la calle, ampliamos nuestra visión del mundo, a la vez que nos educamos en valores como la tolerancia y la empatía.

Y de todas estas actitudes también puede nacer el deseo de pasar períodos de inmersión en otro país, donde el enriquecimiento cultural y lingüístico puede ser extraordinario, además de tener la posibilidad de conocer y convivir con personas muy diferentes.

 

4. AMPLIACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DOMINIO DE LA LENGUA MATERNA

Estudiar otro idioma supone también profundizar en el conocimiento de las reglas gramaticales y sintácticas que rigen su funcionamiento. A menudo, tendremos la oportunidad de comparar la lengua materna con la que estamos aprendiendo, sacando conclusiones a través de sus semejanzas y diferencias, lo cual contribuirá a conocer mejor nuestra propia lengua y hacer evidentes mecanismos complejos que desconocíamos a pesar de usarlos perfectamente de forma mecánica e inconsciente. Eso puede hacer que ampliemos nuestro vocabulario, mejoremos nuestras construcciones sintácticas y, en definitiva, seamos más eficaces y persuasivos en nuestro discurso y comunicación.

 

En conclusión, aprender idiomas multiplica tus posibilidades profesionales, pero también te hace más sano, seguro de ti mismo, comprensivo, inteligente, valiente, perspicaz, constante, locuaz, atractivo… Es decir, es una gran inversión para ser mejor persona.